¡Exigimos un tratado vinculante para mantener controlado el poder corporativo!
Este es un año crucial para la democracia: 4.000 millones de personas de más de 60 países acudirán a las urnas para elegir nuevos gobiernos en 2024. Nunca ha estado tan claro que el futuro de la democracia va a determinar el futuro del planeta. Por eso el movimiento sindical internacional está llevando su campaña Por la Democracia a los más altos niveles de las instituciones internacionales, donde las delegaciones gubernamentales negocian normas, tratados y objetivos que definirán el mundo del trabajo y el conjunto de la sociedad.
Cuando los gobiernos del mundo se reúnan este otoño en la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Cumbre del Futuro, las Reuniones Anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y la COP, se encontrarán con sindicatos democráticos reclamando un Nuevo Contrato Social que constituye nuestro plan “por un mundo en el que la economía esté al servicio de la humanidad, en el que se protejan los derechos y se preserve el planeta para las generaciones futuras”.
Pero existe otra fuerza, que en realidad nadie ha elegido, que pretende controlar los asuntos mundiales. Una fuerza que fomenta una visión competitiva del mundo que preserva la desigualdad y la impunidad, financia a actores políticos de extrema derecha y otorga mayor valor al beneficio privado que al bien público y planetario. Esa fuerza es el poder corporativo.
La Confederación Sindical Internacional acaba de publicar su primera lista de Empresas que Socavan la Democracia, empresas líderes del mercado que contribuyen a las repercusiones adversas del poder corporativo en la democracia en el trabajo, en las sociedades y en las instituciones internacionales. Debido a empresas como estas, trabajadores de todo el mundo están solicitando a sus gobiernos que adopten un tratado internacional vinculante que aborde el poder y el impacto de las corporaciones transnacionales sobre los derechos humanos de millones de trabajadores y trabajadoras. Se trata de un paso factible que podemos dar hoy para luchar por la democracia en las instituciones internacionales y devolver el poder a los trabajadores y las trabajadoras.
¡Añade tu nombre hoy!
Para: Delegaciones gubernamentales ante el Grupo Intergubernamental de la ONU para un Tratado Vinculante
Este año, en países de todo el mundo, trabajadores y sindicatos están luchando Por la Democracia en las instituciones internacionales. Pero existe otra fuerza, que en realidad nadie ha elegido, que pretende controlar los asuntos mundiales. Una fuerza que fomenta una visión competitiva del mundo que preserva la desigualdad y la impunidad, financia a actores políticos de extrema derecha y otorga mayor valor al beneficio privado que al bien público y planetario. Esa fuerza es el poder corporativo.
Cuando no están controladas, las megacorporaciones como Amazon, ExxonMobil, Glencore, Tesla y Meta socavan la democracia en el trabajo vulnerando los derechos sindicales. Socavan la democracia en las sociedades monopolizando los medios de comunicación y la tecnología, exacerbando la catástrofe climática y privatizando los servicios públicos. Recurren a complejas operaciones de presión para socavar la democracia en las instituciones internacionales y las políticas que pudieran exigirles responsabilidades. Están dirigidas por individuos extremadamente pudientes que apoyan y financian a actores políticos de extrema derecha. Cuando se hace con el poder, la extrema derecha desacredita y priva de fondos a instituciones internacionales democráticas; baja los impuestos a los ricos y a las corporaciones; recorta los salarios vitales; favorece la financiación bilateral de la ayuda en detrimento del multilateralismo; y reprime los derechos humanos, sindicales y democráticos, como deja patente el Índice Global de los Derechos de la CSI.
Para que instituciones internacionales como las Naciones Unidas reflejen la voluntad democrática de los trabajadores, deben estar dispuestas a exigir responsabilidades a estas corporaciones que socavan la democracia. Por eso os pedimos que apoyéis un tratado internacional vinculante sólido sobre empresas y derechos humanos que aborde el impacto de las empresas transnacionales sobre los derechos humanos de millones de trabajadores y trabajadoras.